7 de septiembre de 2010

La hazaña de dos caballos.

Mancha y Gato fueron dos caballos argentinos que crecieron en la Patagonia. Habían pertenecido al cacique tehuelche Liempichún, hasta que Emilio Solanet se los compró. Esto no sería más que un dato anecdótico si no supiéramos lo que estos dos animales llevaron a cabo: guiados por el suizo Aimé Félix Tschiffely, ambos caballos cruzaron el continente americano, recorriendo más de 21500 kilómetros.

Solanet, uno de los fundadores de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos Criollos, le regaló los caballos a Tschiffely, quien estaba convencido de la fortaleza de esos magníficos animales. La idea del viaje surgió casi instantáneamente, y luego de algunas cuantas semanas de preparativos, se fijó la fecha del inicio de la travesía.


Partieron de la Sociedad Rural Argentina, en Buenos Aires, el 24 de abril del año 1925, dando comienzo a una de las más grandiosas travesías de todos los tiempos, ya que vencieron el récord mundial de distancia y también de altura, cuando alcanzaron los 5900 metros sobre el nivel del mar en el paso El Cóndor, Bolivia.

El viaje se realizó en numerosas etapas. Los caminos en aquellos años no estaban en las mejores condiciones, y en algunos tramos del recorrido, ni siquiera existían. Los mayores pesares los encontraron al cruzar varias veces la Cordillera de los Andes. Llegaron a sentir temperaturas de 18ºC bajo cero. Dijo el diario La Nación: "En Huarmey (Perú), el guía no pudo más, ni sus bestias. Los dos criollos Mancha y Gato se revolcaron, tomaron agua y después se volcaron al pasto con apetitos de leones. De Huarmey a Casma, 30 leguas, calores colosales ¡52 grados a la sombra! sin agua, ni forraje, arena, arena, arena. Los cascos se hundían permanentemente de 6 a 15 pulgadas en la arena candente".

Gato, uno de los caballos, debió quedarse en la ciudad de México por resultar lastimado luego de que una mula le diera una coz. Así fue que cuando Tschiffely llegó a New York el 20 de septiembre de 1928, lo hizo montado en Mancha. La travesía había durado más de tres años. En sus espaldas, caballos y jinetes llevaban a cuestas la tierra de veinte países americanos. El 20 de diciembre de ese mismo año los tres llegaron a Buenos Aires, siendo recibidos con todos los honores.

Algunos años después, Aimé Tschiffely acudió a la estancia El Cardal, en donde pastaban tranquilamente sus viejos amigos equinos. En la entrada a la estancia, lanzó un silbido y luego de algunos instantes, aparecieron al trote Gato y Mancha, con quienes compartió infinidad de sinsabores y alegrías. Gato murió en 1944, a los 36 años de edad. Mancha hizo lo propio en 1947, con 40 años. Hoy en día sus cuerpos embalsamados están expuestos en el Museo de Transportes de la ciudad bonaerense de Luján.

Su dueño, el suizo aventurero Aimé Félix Tschiffely, recorrió España, Inglaterra, pero siempre volvió a su segundo país, Argentina. Falleció en 1954. Sus cenizas fueron trasladadas en 1998 y esparcidas en el campo de su viejo amigo Solanet, en Ayacucho, provincia de Buenos Aires.

Fuentes: Wikipedia - Archivo Personal.

3 comentarios:

Uriel dijo...

Que historia la que nos has traido esta vez. La verdad es que es toda una erdadera hazaña la de estos caballos. Vamos, si ni siquera creo poder ser capaz de realizar esa travesia!.
La verdad que se merecen un apluso online ;).
Un Saludo
Uriel

niklaüss dijo...

Jajaja, gracias!
Sí, la verdad es que lo de estos caballitos no tiene desperdicio.

GAVIOTA dijo...

Vaya!!
Que heroica aventura digna de tan nobles caballos!!
me encantaria conocerlos personalmente, bueno lo que queda de ellos.
Muy buena historia nos compartes muchas gracias!
Y ya ando de vuelta por estos lugares para leerte como siempre.
Saludotes!!