Nuestro calendario es errado!
Aunque parezca mentira, así es. En el año 525, el papa Hormisdas encargó al monje Dionisio el Exiguo, la confección de un calendario cuyo primer año fuera el del nacimiento de Jesucristo.
Pero el monje en cuestión no proveyó a nuestra era de un año cero, debido a que el cero era un número desconocido en ese entonces. Además de esto, se equivocó en unos 4 o 5 años al establecer el reinado de Herodes I el Grande, deduciendo que Jesucristo nació en el año 753 desde la fundación de Roma, cuando en verdad debió suceder en el 748, o sea el año 1 fijado por Dionisio.
Ya en nuestros días, se descubrió que su sistema estaba errado, pero ni siquiera se pensó en corregirlo, ya que fue adoptado por gran parte del mundo y un cambio tan radical sería casi imposible.
19 de junio de 2007
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1 comentario:
Hola,
Así que el monje desconocía el número cero. Pero a pesar de que "en nuestros días" ya conocemos al cero todavía mi prima Lucrecia parece no haberse dado cuenta, pues cuando se le pregunta cuántos hijos tiene dice que tres, y los numera del uno al tres.
En cambio cuando me preguntan cuántos hijos tengo y les contesto que cero, me preguntan: ¿cuántos años tiene tu hijo?
Está claro que tendré que decir que no tengo, pues el cero se quiere equiparar a que algo existe y la gente que quiere hacerlo así es la que olvidó que cero significa no-existencia. Claro que si Dionisio el Exiguo hubiera empezado el calendario con el año cero en lugar del año uno entonces, tal como hay año -1, tendría que haber un año -0.
Por más que busco en libros de matemáticas no puedo encontrar el punto -0 en la recta numérica.
Con un poco de aplicación en la escuela elemental no habría personas insistiendo en que el siglo XXI empezó en el año 2000 y no en el 2001 (porque cómo insisten en su año "cero"). Pero esto no es nuevo, en el primer día del año 1901 apareció una tímida nota en el New York Times, dándole la bienvenida al siglo XX. Un año antes se había hecho lo mismo con gran bombo y platillo, justo como en la actualidad.
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