4 de septiembre de 2008

La sistemática destrucción de libros.

Luego de casi un mes sabático, producto de la acumulación de las vacaciones de este y del año pasado, vuelvo a la blogósfera. Agradezco a todos los que me dejaron mensajes e e-mails preguntándome si me había sucedido algo. Simplemente, decidí descansar y huir un poco de todo, jeje!

Siempre me han llamado la atención los actos de Quema de Libros y Escritos que se dieron a lo largo de la historia, como forma de acallar diferentes opiniones a las establecidas. Estos actos fueron ordenados por autoridades políticas o religiosas, quienes denunciaron contenidos que "atacaban" la moralidad, la ética y la religión de sus ideales.

El más famoso ejemplo es, sin duda, el acto en la plaza berlinesa de Bebelplatz, en Alemania, el 10 de mayo de 1933. Allí las huestes nazis saquearon la biblioteca de Berlín y quemaron miles de libros, políticamente incorrectos según los cánones nazis del régimen. También durante las dictaduras de Augusto Pinochet - en Chile - y de Jorge Videla - en Argentina - se registraron viviendas, bibliotecas y centros culturales en busca de libros y documentaciones contrarias a sus posturas, los cuales fueron destruídos en bases militares.

Uno de los primeros casos registrados de destrucción sistemática de escritos se dio en 367 cuando el primer obispo de Alejandría - Anatasio 1º - ordenó la eliminación de varios documentos con contenidos inaceptables, excepto los que él consideró correctos y canónicos. Estos últimos son los que comprenden el segundo volumen de la Biblia, el Nuevo Testamento.

El gran escritor norteamericano Ray Bradbury, en su obra de 1953, Fahrenheit 451, imaginó a legiones gubernamentales de firemen (bomberos), cuyas tareas consistían en quemar libros que dejaran volar la imaginación de quienes los leían.

Fuentes: Wikipedia - Archivo Personal.