3 de mayo de 2008

Los muros incas dicen mucho.

Los bloques de piedra granítica que conforman los antiguos muros incas son célebres por varias razones. Han sido trabajados a mano, sin herramientas de hierro, y sin embargo su ensamblaje es perfecto. Tampoco han sido unidos con ningún tipo de mezcla o amalgama ya que las caras que se tocan son idénticas.

Pero también, observando el tipo de acabado exterior del muro, podemos diferenciar y saber qué tipo de edificación formaban esos bloques.

A pesar de encastrar a la perfección, si las piedras tenían una terminación rústica, formaban los muros de las viviendas de las clases más bajas, como así también de collcas, depósitos, cárceles y fortalezas. Estos se pueden ver, entre muchos otros lugares, en los sectores de graneros en Ollantaytambo y en las fortalezas de Sacsayhuamán y Puca Pucará, en Cusco.

En cambio, si el acabado de dichos bloques era más bien liso y prolijo, se trataba de las viviendas y habitáculos de los sacerdotes y emperadores. También esto es admirable tanto en Machu Picchu, como en Pisac, en el Valle Sagrado. En Cusco, los ejemplos más claros son Tambomachay y el palacio real Qoricancha, que además estaba revestido de láminas de oro.








Por último, el mejor acabado era el que mostraba un efecto como de acolchado que era destinado a las construcciones sagradas como templos y sectores de adoración. El Torreón o Templo del Sol, en Machu Picchu, tiene una terminación de este tipo.

2 de mayo de 2008

Espíritus y seres de la naturaleza.

El folklore de las diferentes culturas posee una gran variedad de seres nacidos de la madre naturaleza. Muchos de estos intervienen directamente en los sucesos de los hombres y abundan en los relatos épicos.

La forma en la que J. R. R. Tolkien imaginó a los feéricos Elfos de la Tierra Media nada tiene que ver con su descripción real. Son de origen germánico, diminutos, malignos y siniestros, y se dice de ellos que arrojan flechas imperceptibles que al entrar en la carne de los hombres, causan dolores neurológicos.

Los Gnomos - del griego gnosis, conocimiento - son sabios e intelectuales. En la mayoría de los relatos son los guardianes de fabulosos tesoros. Célebres por sus vestimentas casi siempre rústicas y por su sombrero cónico de color rojo.

Las figuras más deseadas por los héroes de leyendas eran las Hadas. Hermosas y mágicas, intervenían en las decisiones de muchos hombres, aunque no todas eran bondadosas: algunas raptaban niños y devoraban hombres.

También poseían cierta ambigüedad entre el bien y el mal los Pixies y Leprechauns. De origen celta, estos hombrecillos (casi siempre verdes) escondían tesoros y proponían acertijos. Su figura está muy emparentada a la de los gnomos y a los Trolls, aunque estos últimos son de origen escandinavo y siempre malvados.

Si bien estas figuras poseen nombres europeos y una asociación con el folklore de esos pueblos, también aparecen en relatos mayas, incas y de las tribus pieles rojas de EE.UU. y etnias nativas de Sudamérica. Son muy populares el Coquena (especie de enano protector de los animales) y el temible Lobizón (relato del hombre-lobo).

28 de abril de 2008

Los bestiarios medievales.

Los Bestiarum se hicieron muy populares en las cortes medievales del siglo XII. Luego de ser sólo compendios ilustrados en los cuales se enumeraban animales y plantas, pasaron a tener una fuerte carga religiosa y moralizante, y así los bestiarios se convirtieron en enciclopedias no sólo de bestias reales sino también de seres míticos. De alguna manera, surgió la simbología que acompañaría a estos animales a lo largo de toda la historia de la literatura.

El primer volúmen del que se tienen noticias es un anónimo griego del siglo II o III cuyo nombre es Physiologus. El mismo poseía información de animales y bestias extraída de obras de la época. Aunque también los persas desarrollaron libros con fábulas de animales quiméricos e irreales.

Hacia la Edad Media, los bestiarios comenzaron a ser muy leídos y a ser tomados como obras de consulta, además de contener moralejas y parábolas cristianas. Muchos animales fueron tomados para representar el bien y el mal, siendo analogías tanto de Jesucristo - el pelícano y el ave fénix - como del Demonio - dragones, serpientes, arpías y basiliscos.

El gran escritor argentino Jorge Luis Borges, amante de la literatura medieval e inglesa, publicó un pequeño bestiario llamado El Libro de los Seres Imaginarios. En él, además de incluir animales y bestias del folklore conocido, incluyó seres imaginados y soñados por artistas y escritores.