7 de febrero de 2008

La herencia de Viracocha.

Estableciendo un paralelo con Quetzalcóatl, lo mismo pasó con el dios Viracocha (Wiraqucha, Huiracocha, Huiraccocha) entre los pueblos nativos del antiguo Perú.

Entre los incas el culto a Viracocha los llevó a la construcción del templo de Qisuar Cancha y su imagen también se puede encontrar en el templo sagrado de Qoricancha, en Cusco. Hay cronistas del Perú que afirman que existía cierta rivalidad entre el culto a este dios y a Inti, el dios sol.

Pero se hizo presente mucho antes, en las culturas y civilizaciones preincaicas Chavín, Tiahuanaco y Huari. De hecho, lo encontramos adornando la llamada Piedra o Estela Raymondi (Chavín) y la Puerta del Sol (Tiahuanaco ). Hay mitos que afirman que Viracocha arribó desde Tiahuanaco como dios supremo y creó seres a su semejanza, mostrándose como creador del mundo.

Y para que la semejanza con Quetzalcóatl sea aún más evidente, ambos dioses - según la parte de la cosmogonía que le toca a cada uno - llegaron del mar y también desaparecieron en el mar. Es por esto que, cuando los españoles llegaron al Imperio Inca, fueron confundidos con el Viracocha y su séquito, facilitándoles el camino hacia la conquista.


Fuente: Blog de Arturo Gómez Alarcón: Dioses del Perú

6 de febrero de 2008

Un dios de mano en mano: Quetzalcóatl.

Siempre me llamó la atención cómo Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, fue adorada por numerosos pueblos del antiguo México. Mas allá del contacto que hubo entre las diferentes civilizaciones, ese dios fue adorado tanto por teotihuacanos, toltecas, aztecas y, en menor medida, también por mayas.

En los períodos Preclásico y Clásico, Teotihuacán floreció como la gran civilización mesoamericana hasta ese entonces. Además de sus hermosas pirámides, se erige el Templo de Quetzalcóatl, dios principal de los teotihuacanos. Una teoría no muy aceptada, dice que el templo fue erigido por los toltecas, cuando se asentaron en Teotihuacán, abandonada en ese entonces por sus habitantes.

En cambio, entre los mayas no fue una deidad principal. Fue una figura que se incorporó tarde a su religión, posiblemente del contacto entre éstos y los toltecas. Los mayas lo llamaron Kukulcán.

Del contacto con Teotihuacán, la civilización Tolteca habría heredado la figura de Quetzalcóatl, aunque otros afirman que fue al revés. El ejemplo más claro de la importancia del dios es el Templo de las Serpientes Emplumadas, con relieves representativos de éste. Los toltecas de algún modo sirvieron de base religiosa y cultural para las tribus que provenían del norte y que se llamaban a sí mismos aztecas. Dentro de la cosmogonía Azteca - o mexica - la Serpiente Emplumada fue uno de los dioses principales, creadores del universo y del hombre; y pese a no ser un dios que originalmente requería de sacrificios humanos, los aztecas se los ofrecieron.

A la llegada de Hernán Cortés, los sacerdotes aztecas creyeron que éste era la reencarnación del dios, ya que provenía desde el mar del oeste, tal como dice el mito. Su figura también fue utilizada como propaganda religiosa por los sacerdotes católicos para propiciar la conversión, afirmando que Quetzalcóatl era Santo Tomás.