17 de agosto de 2007

Ciudades ricas de la América Indígena.
Muchas historias acerca de ciudadelas míticas llenas de oro, plata y piedras preciosas fueron escuchadas en la época de la conquista española. A la Sierra del Plata, de la que ya hemos hablado, se le suman los siguientes mitos.

Existió una fabulosa ciudad donde el oro era algo por demás común, al punto de tener sus calles pavimentadas con ese metal. Esa ciudad se llamó El Dorado. Al llegar al actual territorio colombiano, los españoles entablaron contacto con los Muiscas o Chibchas, pueblo originario del altiplano de ese país. Sus rituales, que incluían objetos de oro y a un sacerdote cubierto de polvo dorado, hicieron delirar a los españoles. Así, varias expediciones se emprendieron, pero ninguna pudo dar con la mítica ciudad.

En los valles cordilleranos, entre Argentina y Chile, existió la Ciudad de los Césares, también conocida como Trapalanda, Lin Lin o Elelin. Fue buscada intensamente, se suponía que había sido fundada por náufragos españoles al mando de Francisco César. Diego de Rojas recorrió gran parte del área, llegando a encontrar gallinas de raza europea que, según el mito, Francisco César habría dejado entre los indios.

Cíbola y Quivira eran ciudades llenas de riquezas que se alzaban en algún lugar al norte de México y sur de EE.UU. El mito en verdad nació en la Edad Media, en plena invasión árabe a España. La leyenda cuenta que siete obispos huyeron de la ciudad de Mérida para impedir que los moros se apropiaran de riquezas religiosas, llegando más allá del mundo conocido en esa época. En América habrían fundado las ciudades de Cíbola y Quivira. También fueron objeto de búsquedas y expediciones incansables, como la del Virrey Antonio de Mendoza, pero ninguna llegó a buen término.

Escondida en alguna parte de la selva tropical de Perú, norte de Bolivia y este de Brasil se encontraría la ciudad de Paititi. Según el mito, el legendario héroe Inkarri luego de fundar Cusco se retiró a la selva, a vivir sus últimos días en la ciudadela. Exultante de oro y considerables riquezas, se dice que su ubicación fue informada al vaticano por los jesuítas en 1600, pero nunca se la dio a conocer hasta que en 2001 un arqueólogo italiano encontró el informe en los registros de las misiones jesuíticas.

16 de agosto de 2007

Beowulf: un antiguo libro nórdico.
Hace poco supe que estrenarán en los cines la película Beowulf, basada en la obra épica del mismo nombre. Escrito en el siglo VIII de nuestra era, la Gesta de Beowulf es la obra épica más antigua de la literatura anglosajona, que a su vez forma parte de la de Germania. Su importancia es tan equiparable al Cantar del Mío Cid español, al Cantar de Roldán francés o a La Ilíada de Homero.

La historia consta de dos partes: Beowulf, de la tribu de los gautas (pueblo real que habitó el sur de Suecia), socorrió a una aldea que era asolada por el monstruo Grendel. El héroe lo derrotó, y también a la madre del monstruo, aún más poderosa.

En la segunda parte, Beowulf, ya rey de su tribu, debe enfrentar a un dragón que atacaba a su reino de manera constante. En el enfrentamiento ambos resultan heridos de muerte. El guerrero mata al dragón pero resulta envenenado por una mordedura. Su pueblo lo entierra con todos los honores.

Jorge Luis Borges, amplio conocedor de la literatura germana, nos dice que quien lo escribió fue un clérigo que había tenido contacto con las obras latinas y también con las sagas escandinavas. Afirma que su autor eliminó toda influencia cristiana, otorgándole al Beowulf una atmósfera aún más antigua que el de las mitologías.


John R. R. Tolkien, autor entre otros libros de El Señor de los Anillos y profesor de Literatura Inglesa Antigua, publicó un análisis exhaustivo, otorgándole la importancia de la que hoy goza ésta fabulosa gesta.

13 de agosto de 2007

Etimología de los nombres: Países de América.
Como hemos visto en otras entradas de este mismo blog, muchas veces los nombres propios de regiones o países se deben a diversos motivos: idiomas autóctonos, arbitrariedades fonéticas o fechas de días santos; y los nombres de los países de América así lo demuestran.

Antigua y Barbuda:
cuando Colón llegó a esa isla, la bautizó con ese nombre en honor a la iglesia Santa María la Antigua, de Sevilla. Barbuda recibe su nombre porque ser sus habitantes indios con barba.
Argentina: del latín argentum (plata), por la creencia que el Río de la Plata llevaba a la mítica "Sierra de la Plata". Ver antigua entrada.


Bahamas:
la creencia dice que proviene del español baja mar, por la marea baja que caracteriza a la zona.
Barbados: el explorador portugués Pedro Campos, en 1536 llamó a esa isla Os Barbados ("Los Barbudos" en español) por los nativos que lucían largas barbas.
Belice: Se dice que deriva de la castellanización de Wallace, pirata que saqueó Belice en 1638. Otra posibilidad relaciona el nombre con la palabra del idioma maya belix, "agua fangosa", aplicado al río Belice.
Bolivia: en honor a su libertador, Simón Bolívar. El presbítero Manuel Martín Cruz aplicó la siguiente frase: "Si de Rómulo, Roma; de Bolívar, Bolivia".
Brasil: su nombre proviene del palo Brasil, árbol tropical abundante en esa región. Utilizado por los indígenas, este árbol al ser hervido desprendía un color rojizo, parecido al rojo incandescente de las brasas. De ahí su nombre en portugués.

Canadá: los indios iroquíes denominaban con el vocablo kanata a los poblados y aldeas de la región de Quebéc, transformándose luego en referencia a toda la región.
Chile: la teoría más firme, nos dice que proviene de la palabra aimará ch'iwi, que significa "región helada".
Colombia: significa "tierra de Cristóbal Colón" y fue concebido por Francisco de Miranda para nombrar al Nuevo Mundo, América.

Costa Rica: cuando Colón llegó en 1502, encontró que los nativos lucían joyas, lo que produjo la creencia de una costa rica en minerales.
Cuba: Cubanacán era una expresión de sus primeros habitantes, que significa "parte central".

Dominica: el nombre con el que Colón bautiza a la isla se deriva del día de la semana en que avistan la isla, que fue un domingo.
Ecuador: del latín aequare, - "igualar" - debido a estar en la mitad del mundo.
El Salvador: del término católico Salvador, se refiere a Jesús, aunque no se tiene información del porqué se lo denominó así.
Estados Unidos: recibe su nombre por la unión federal y la comunión de los estados que conforman su territorio.


Granada: bautizada así en homenaje a la ciudad homónima del sur de España.
Guatemala: del náhuatl Cuauhtemallan, se traduce como "territorio muy arbolado" o "país de muchos bosques".
Guayana Francesa: proviene de la lengua guaraní Wai-iana que quiere decir "tierra de vientos".
Guyana: del vocablo indígena guiana, significa "tierra de muchas aguas".

Haití: proviene del idioma aborigen taíno-arawak hayiti, cuyo significado es "tierra de Hayti" o "tierra montañosa".
Honduras: literalmente significa "profundidades". En su viaje por la costa noroeste del país, a Cristóbal Colón se le atribuye haber dicho "gracias a Dios que hemos salido de estas honduras", luego de que sus embarcaciones estuvieron a punto de naufragar.
Jamaica: proviene directamente de los indios arawak, pobladores prehispánicos de la isla. Xaymaca es el vocablo para "tierra de primaveras".
México: del náhuatl mexihco, significa "lugar donde vive Mexitli ó Mextli" aunque algunas etimologías populares, señalan que significa "lugar del ombligo de la Luna".
Nicaragua: castellanizada, la frase náhuat Nicanahuac, significa "hasta aquí llega el Anáhuac". Anáhuac es un valle de la zona central de México.

Panamá: de origen indígena, es un vocablo que se traduce como "abundancia de peces". Otros afirman que deriva del frondoso árbol Panamá.
Paraguay: palabra de origen guaraní, tiene dos acepciones. Río de los Payaguas (Payagua= tribu guaraní; e Y= agua); o Río de las Coronas (Paragua= corona de palma; e Y =agua).
Perú: recibe su nombre del vocablo virú, antigua cultura preinca del norte peruano. Otra acepción nos dice de un cacique llamado Biru, gobernante de una zona al norte del actual territorio de Perú.
Puerto Rico: el término alude a las riquezas que partían del puerto de San Juan Bautista.

San Cristóbal y Nevis: Cristóbal Colón descubrió estas islas en su segundo viaje a América, llamando a la mayor San Cristóbal en honor al legendario mártir y Nieves a la segunda.
San Vicente y las Granadinas: también Cristóbal Colón le dio el nombre a esta isla, el 22 de enero de 1498, día de San Vicente.
Santa Lucía: el 13 de diciembre de 1502, el día que se festeja Santa Lucía, navegantes franceses naufragaron cerca de las costas de esta isla.
Surinam: de la palabra neerlandesa (idioma holandés) proviene el vocablo Suriname, que quiere decir "tierras bajas".

Trinidad y Tobago: Cristobal Colón la llamó "tierra de la Santísima Trinidad" por las tres montañas que dominan el paisaje. Tobago, a su vez, deriva de tabaco, que los indios de la isla cultivaban y fumaban.
Uruguay: del guaraní que quiere decir "río de los pájaros" (Uru= pájaro; Gua= lugar de; Y= agua).
Venezuela: las viviendas aborígenes erigidas sobre pilotes de madera que sobresalían del agua recordaron a Américo Vespucio la ciudad de Venecia en Italia (Venezia en italiano), lo que le inspiró a dar el nombre de Venezziola o Venezuela, "Pequeña Venecia" a la región.