Gary Jennings es el autor, entre otras, de la novela histórica Azteca, trabajo en el que se aprecia su estudio e investigación de esta civilización. Si bien su libro es ficción, la historicidad de la información que ésta contiene es realmente sorprendente.
En él se hace mención a una costumbre de los mexicas (nombre autóctono de los aztecas) que me sorprendió por la similitud que tiene con una antigua costumbre de los vikingos.
Entre los vikingos, era un verdadero honor morir en batalla. Es más, como guerreros esperaban con ansias morir en cualquier disputa. De esta manera, serían elegidos por las valkirias para compartir el banquete con el máximo dios del panteón vikingo, Odín, en su sagrado palacio Valhalla.
Entre los mexicas, los afortunados - xochimiqui tal es la palabra en nahuátl - terminarían sus vidas en la guerra o en algún sacrificio. Llegado el momento de morir, arribarían felices a Tonatiucan, la residencia del dios sol Tonatiu, para servirle hasta el fin de los días.
Sin querer establecer algún contacto físico entre las dos culturas - sería muy utópico de hecho - simplemente me sorprendió que los dos pueblos le dieran el mismo trato honorífico al hecho de morir en batalla con valentía.
4 de enero de 2008
Aztecas y Vikingos, dueños de la misma tradición guerrera.
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12 de diciembre de 2007
El primer enfrentamiento entre americanos y europeos.
Para saber cuál fue el primer conflicto bélico entre personas del viejo y del nuevo continente, debemos consultar la Saga de los Groenlandeses. Dicha obra literaria es una serie de relatos y crónicas de los nórdicos que llegaron a nuestro continente.
Los vikingos del navegante Thorvald, en una expedición por tierra, tuvieron un extraño encuentro con nativos americanos. La saga no abunda en detalles descriptivos con respecto a ellos, pero por la región en la que se hallaban, probablemente se trate de indios beothuks o micmacs.
No sabemos cuál fue el motivo del comienzo del combate, pero la escaramuza arrojó ocho muertos indígenas y un único sobreviviente vikingo que remó hacia su campamento. A esto le siguió un nuevo enfrentamiento entre la nave de los europeos y una flotilla de kayaks, donde los nórdicos obtuvieron la victoria. Pero Thorvald perdió la vida de un flechazo... y así se convirtió en el primer europeo del que se tenga noticias, en morir en América.
Las siguientes crónicas también nos hablan de actividades comerciales entre indios y vikingos, donde el intercambio era la moneda corriente. Mas allá de los datos anecdóticos, no es difícil imaginar la impresión que habrá causado en uno y otro bando el encuentro entre las dos culturas.
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24 de octubre de 2007
Los (a veces) cómicos apodos vikingos.
Además de la ferocidad, la maestría de navegar y el descubrimiento de América, hay otros aspectos característicos de los vikingos: sus sobrenombres. Muchas veces estos apodos se debían a alguna cualidad física o al carácter del aludido. De las sagas nórdicas de la Edad Media, que evocaban los hechos de los vikingos, podemos saber muchos de sus apodos, algunos sumamente cómicos.
El primer rey noruego, fue Harald Cabellera Hermosa. La leyenda cuenta que el monarca fue a pedir la mano de una noble, pero ésta lo rechazó, por no tener suficiente poder. Ante esto, él prometió no cortarse el pelo hasta que tuviera en sus manos a toda Noruega. Después de diez años, logró el objetivo y se casó con la mujer. Posiblemente, el mote haya sido pensado en tono irónico... no imagino a los vikingos siendo pulcros y lavando sus cabellos, por lo cual al cabo de diez años no queremos imaginarnos como luciría Harald.
Su hijo fue el temible Erik I de Noruega. Fue famoso por su reinado despótico, pero sobre todo por su carácter beligerante, que lo llevó a matar a varios de sus hermanos que lo querían deponer del trono. Hechos por los cuales se ganó el para nada envidiable Erik Hacha Sangrienta.
Sin embargo, Erik tuvo tiempo de tener hijos y Harald Eiriksson lo sucedió en el trono. Era llamado Harald el de Piel Gris por el auge del comercio de pieles durante su reinado. Saltando un poco en el tiempo, llegamos a Harald III Haardrade, cuyo apodo significaba el Despiadado. Su mote se lo ganó tras ascender al trono, período en el que aplicó la mano dura a todo aquél que osaba no obedecer las misivas del rey o que incumplía con la ley.
Entre los reyes daneses también era moda el uso de apodos. Harald Bluetooth, diente azul, no se sabe con certeza a qué se debe su sobrenombre, pero todo indica referirse a un diente en mal estado. La barba dividida en dos trenzas parece ser el causante de que a su hijo Svend I se lo conociera en Inglaterra como... Svend de la Barba Bifurcada.
La violencia tan característica de los vikingos parece haberse apaciguado al menos un poco en ésta época: nos llegan crónicas de Magnus el Bueno y Olaf el Tranquilo. A Magnus III, apodado el de las piernas desnudas, se lo conoce por haber adoptado la costumbre celta de no tapar sus piernas.
También a través de la historia podemos rastrear a Sigurd el Cruzado o el Peregrino de Jerusalén y a Haakon el de Espada Ancha (quizás el más obvio de los apodos). Pero si hay alguno que despierta pavor desde su nombre ese es, sin dudas, el gobernador de las Islas Orcadas, Thorfinn el Rompe Cráneos.
Fuente: Los Vikingos - Los últimos paganos (Jonathan Clements).
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8 de octubre de 2007
Harold Bluetooth.
Bluetooth es el nombre de un conocido sistema de comunicación inalámbrica, que une por medio de redes virtuales, diferentes equipos personales de telefonía celular. Esto no tendría mucho que ver con un blog centrado en la historia, a no ser que supiéramos el porqué de su nombre.
Harold Blåtand fue un rey noruego y danés del período vikingo. Traducido al inglés es Harold Bluetooth (Diente Azul), aunque en danés significaría "de piel oscura".
A la muerte de su padre, Harold consolidó su reino. Fue un buen comunicador y líder, logrando unificar a las beligerantes tribus noruegas, suecas y danesas. No se sabe exactamente el año en que fue derrotado por los germanos del sur; lo que sí se sabe es que fue forzado a aceptar a la cristiandad, religión que introdujo posteriormente en Dinamarca.
Por sus cualidades de unificador y comunicador entre tribus, no sólo su nombre pasó a la posteridad: la unión de sus siglas rúnicas (correspondientes a las letras H y B) conforman el logotipo de Bluetooth.
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29 de agosto de 2007
Las Runas vikingas.
Según la mitología nórdica, fue Odín - su máxima deidad - el descubridor de las runas. Mientras se autosacrificaba con su lanza y se ataba al sagrado árbol Yggdrasil, Odín se rehusó a comer y beber por nueve días. El mito nos dice que pudo así vislumbrar los caracteres rúnicos, trayéndolos consigo al mundo terrenal.
Las runas conforman un sistema de escritura utilizado, principalmente, por los antiguos pueblos escandinavos y germanos. Este sistema recibe el nombre de alfabeto Futhark, nombre dado por sus seis primeros signos:
F, U, TH, A, R y K. En un principio eran labradas en piedra, aunque también luego en madera y arcilla.
Se les atribuyen dos usos: uno práctico (utilizado para escribir) y otro sagrado. En este aspecto, las runas tienen una íntima relación con la magia, el esoterismo y la videncia. Su uso mágico entre los antiguos escandinavos se reservaba únicamente al snorri o druida, pudiendo éste entrar en trance como Odín, develando el destino espiritual de quien se lo pidiese. Portadoras de secretos, poderes ocultos y energía, cada una de las runas tiene un significado y diferentes niveles de lectura.
Las 25 runas del alfabeto reciben los nombres de: fehu, uruz, thurisaz, ansuz, raido, kano, gebo, wunjo, hagalaz, nauthiz, isa, jera, eihwaz, perth, algiz, sowelu, teiwaz, berkana, ehwaz, mannaz, laguz, inguz, dagaz, othila y wyrd.
Etimológicamente, runa se traduce como "el que sabe" en alemán antiguo. Pero la palabra, según estudios, provendría del vikingo Rûn, "secreto" o "adivinanza". Actualmente, son utilizadas como medio de meditación, relajación y camino espiritual por grupos new age.
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25 de mayo de 2007
Colón no fue el primero en llegar al nuevo continente.
Los vikingos llegaron a América antes que Cristóbal Colón... eso es un hecho comprobado. El navegante genovés, se dice, conocía la historia de los vikingos en América: sabía que habían llegado a una tierra navegando siempre hacia el oeste... pero pensaba que era parte de las Indias, es decir, de Asia. No que era un continente desconocido.
La historia fue más o menos así: un vikingo, Thorvald, asesinó a varios hombres en Noruega y huyó con su familia hacia el oeste en su nave. Llegó a Islandia. Al tiempo, como para seguir con la costumbre de su papá, su hijo Eric el Rojo asesinó a otros dos hombres. Su castigo fue el destierro: debería navegar hacia el oeste hasta caer en los abismos.
Pero los abismos resultaron ser otra tierra totalmente desconocida. La llamaron Groendland, vocablo que pasado al inglés es Greenland o Tierra Verde, dado las praderas que se veían desde la costa. Después de volver a Islandia y contar lo que había visto, fundó allí dos colonias hacia el año 950.
Su hijo Leif Eriksson siguió navegando más hacia el sur y finalmente desembarcó en el actual territorio de Canadá, donde establecieron colonias y llegaron a comerciar con los indios americanos.
Quinientos años después, el gran navegante Cristóbal Colón, llegaba a América.
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