20 de julio de 2007

A lomo de caballo.
"La Patria grande se hizo a caballo", reza un viejo refrán. Son muchísimos los caballos que han hecho historia junto a sus jinetes marchando y conquistando, y en muchos casos, sus nombres han quedado plasmados en los libros para su posteridad.

Comenzando por la historia argentina, nuestro padre de la Patria - don José de San Martín - tenía a su famoso caballo, llamado Bayo Blanco. Sin embargo su mayor hazaña, cruzar la cordillera de los Andes, la llevó a cabo a lomo de mula, animal mejor preparado para afrontar semejantes regiones. Don Manuel Belgrano, el creador de nuestra bandera, por su parte, tenía un caballo de raza criolla llamado Rosillo.

Uno de los caballos más famosos fue Pegaso, nacido del chorro de sangre que brotó cuando Perseo le cortó la cabeza a Medusa. Su dueño era, ni más ni menos que Zeus. También entre los griegos, el caballo de Aquiles - el héroe de La Ilíada de Homero - se llamaba Janto. Era un pura sangre persa, de los mejores caballos del mundo. También era negro el caballo de Aníbal de Cartago y se llamaba Strategos (general en griego).

Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno, era negro azabache y tenía una mancha en su cabeza con forma de buey (de ahí su nombre). Según la leyenda era un caballo indomable, que le temía hasta a su propia sombra, y al que Alejandro, siendo un niño, logró calmar y montar, para admiración de todos. Años después, en los confines de Asia, el conquistador macedonio fundó la ciudad de Bucefalia en su honor.

Calígula, tenía un caballo de origen hispano llamado Incitatus. El dato curioso es que el emperador romano lo nombró senador, en uno de sus ataques de locura. Otro romano, Julio César, nombró Genitor (padre o reproductor) al suyo, en recuerdo de su padre muerto.

El general Napoleón Bonaparte tuvo 130 caballos. El más importante se llamó Marengo, de raza árabe. Recibió múltiples heridas en batallas, muriendo a los 38 años de edad en Inglaterra. El National Army Museum de Sandhurt conserva su esqueleto.

Lazlos fue el primer caballo de Mahoma. Con él, el profeta del Islám hizo su primera peregrinación a La Meca. También tuvo una mula, de nombre Fadda.

En el Poema de Mío Cid, cantar anónimo español del siglo XI, el caballo del Cid Campeador se llama Babieca. Luego de la muerte de su amo nunca más fue montado, muriendo a la edad de 40 años (el equivalente a 100 años humanos). Era blanco y de raza andaluz.

Otro caballo español, pero ya dentro de la literatura, fue Rocinante. El animal de don Quijote de la Mancha, primer novela considerada moderna, era tenido en alta estima por su dueño, quien aseguraba que era mejor que Babieca o Bucéfalo. En la misma novela, conocimos a Ruccio, el burro en el que montaba el escudero del Quijote, Sancho Panza y Tolkien, en su novela El Señor de los Anillos, nombró Sombra Gris al veloz caballo del mago Gandalf.

En mi opinión, un objeto gigantesco fue el caballo más famoso de la historia. Homero lo imaginó enorme, de madera, y en su interior lleno de guerreros griegos prestos a conquistar una ciudad ubicada en la costa de Turquía: el Caballo de Troya.

18 de julio de 2007

Stonehenge.
Sobre la planicie de Salisbury se alza a 13 km. el monumento circular neolítico Stonehenge. Compuesto por cuatro círculos concéntricos de piedras de arenisca, tiene un diámetro de 30 metros.

Su fecha está datada entre los años 2500 y 2000 aC., cuando se trasladaron 32 bloques de piedra desde las montañas Preseli, al suroeste de Gales para formar los megalitos que la conforman. No se sabe con certeza su finalidad: podría ser un templo religioso, un monumento funerario o un primitivo observatorio astronómico. Sin embargo, el primer día de verano, el sol aparece justo alineado al eje de su construcción... esto hace suponer que sus constructores tenían conocimientos de astronomía.

Otro de los interrogantes que presenta Stonehenge, uno de los veintiún nominados a nueva Maravilla del Mundo, es el de cómo han sido trasladados semejantes bloques - de varias toneladas - desde Gales. Como para todo hay una leyenda, la misma nos dice que el mago Merlín, protector y consejero del Rey Arturo, las elevó desde Irlanda por medio de artificios hasta depositarlas donde están hoy en día.

17 de julio de 2007

La etimología de los días en la mitología griega y nórdica.
La Mitología Nórdica o Germana terminó de formarse al entrar en contacto con su par Romana, derivada a su vez de la Griega, mucho más vieja en edad. Los pueblos del norte (sajones, anglos, escandinavos, jutos, germanos) no tenían una cosmogonía divina - entregada por los dioses a su pueblo - ni mucho menos un libro sagrado. Era de carácter tradicional, transmitida oralmente de una generación a otra.

Pero el objeto de este artículo no es el de explayarnos dentro de este maravilloso universo. Los nombres de los días de la semana tienen, en su mayoría, un origen griego o latín pero encuentran su equivalente en la feroz mitología germana.

Dies Domini es la raíz de domingo. Significa "día del señor", y en la antigua Roma se lo conocía como dies solis o "día del sol". Entre las lenguas nórdicas, domingo es sunday o también "día del sol" (inglés moderno), sonntag (alemán), søndag (danés) y söndag (sueco).

Su contraparte la luna, como ya sabemos, también tiene su día. Lunes proviene de dies lunae o "día de la luna". Monday es el reflejo de moon day, también "día de la luna" en inglés y montag, en alemán.

A partir de aquí, ya entran en juego las figuras y sus equivalentes entre las diferentes mitologías. Martes le debe su nombre a Marte, dios de la guerra entre los romanos. Traducido al inglés es tuesday, y es el día dedicado a Tyr, dios de las batallas entre los germanos. Es tisdag en sueco y dienstag en alemán.

Mercurio, el dios del comercio, tiene su equivalente nórdico en Woden, también conocido como Odín. Ambos tienen sus respectivos días festivos: el primero en miércoles, y el segundo en wednesday ("día de Odín") o miércoles en inglés.

Del latín jovis dies o "día de Júpiter", deriva jueves. El equivalente en inglés es thursday, torsdag en sueco, y es la celebración del día de Thor, dios del trueno. Los íconos más representativos de Júpiter (Zeus entre los griegos) son el martillo y el trueno, los mismos íconos del dios escandinavo Thor.

El sexto día de la semana, el viernes (veneris deis en latín) es el día correspondiente a Venus, diosa de la belleza y del amor. Su figura entre los germanos era Freyja, también diosa del amor e inspiradora del inglés friday, del freitag alemán y del fredag sueco y noruego.

En cuanto al último día, el sábado, el mismo proviene del latín sábatum que, a su vez deriva del hebreo shabbat - descanso. Otra teoría nos revela que era el "día de Saturno", dios de la agricultura y las cosechas. El inglés saturday se hace eco de ésta última teoría. Sin embargo, en alemán es samstag, referido al shabbat. Más extraño aún es la acepción que tiene entre los escandinavos lördag (sueco), laurdag (noruego) y lørdag (danés): "día de bañarse".

16 de julio de 2007

El arte, víctima de la guerra.
A continuación no diré nada nuevo. Más que nada es una simple reflexión. Durante la Guerra del Golfo en 1991, casi toda el área lindante, tierra de verdaderas reliquias y tesoros del mundo antiguo, fue bombardeada y destruída. Bajo la lluvia de balas, misiles patriot, aviones caza (y demás maquinaria bélica) los zigurat de Irak, las tumbas de Petra en Jordania y las ruinas de Jericó en Israel, corrieron serio peligro de mantenerse en pie.

Algo parecido sucedió en 2001. Todos supimos acerca de los extremistas talibanes provenientes de Afganistán y de cómo, sumidos en el más acérrimo de los fanatismos, destruyeron gran parte de un verdadero tesoro.

Este tesoro son los dos Budas de Bamiyán, estatuas esculpidas en la piedra entre los siglos V o VI, de 37 y 50 metros de altura. De estilo greco-budista, son las representaciones más grandes de Buda del mundo y están enclavadas en la antigua Ruta de la Seda, en las frontera entre China e India.

En el año 2001, después de sobrevivir intactas por más de 1500 años, el gobierno Talibán criticó a la UNESCO por asignar recursos para la renovación de éstos ídolos cuando el país afgano estaba atravesando una fuerte crisis. Dado el carácter de ídolos, al ser contrarias a las enseñanzas del Islam, los talibanes decretaron su destrucción a base de cañonazos y mucha pólvora.

Luego del derrocamiento del gobierno Talibán, y para suerte de todos, la UNESCO declaró al valle de Bamiyán como Patrimonio de la Humanidad.