Antes que nada, dedicado a las mujeres, en su día... No sólo el Rey Arturo encabezó rebeliones contra invasores extranjeros en la isla de Britania. Casi cuatro siglos antes, los celtas isleños se unieron gracias a una mujer, Boadicea o Boudica, reina de la tribu Icena, habitantes del este de Inglaterra.
Todas las etnias celtas debían pagar tributos al imperio, y los icenos no eran la excepción. Sin embargo, a la muerte del rey de la tribu, Boadicea se aseguró parte de la herencia para sus hijas, pero el procurador romano no lo aceptó. Hecho por el cual, los soldados romanos atacaron y arrasaron las tierras icenas, resultando la reina prisionera, desnudada y flagelada delante de su pueblo.
Tras esto, Boadicea convocó a la guerra a todas las tribus celtas britanas, incluidas aquellas con quienes las relaciones no eran de lo mejor. Así, logró reunir a más de cien mil guerreros y guerreras, prestos para expulsar al invasor de sus tierras.
Luego de tomar varias ciudades en poder romano, incendió y destruyó Londinium (actual Londres). Pero el gobernador Suetonius, militar experimentado, le presentó batalla - no se sabe ciertamente el enclave geográfico exacto - y con una formidable estrategia militar, diezmó a los ejércitos celtas.
Muchos rebeldes lograron escapar, entre ellos Boadicea, que para evitar su captura y tortura, y ser enviada al circo romano, acabó quitándose la vida ingiriendo veneno. Según la tradición, el lugar de su sepultura permaneció en secreto, como símbolo de la resistencia al invasor.
8 de marzo de 2008
Boadicea, la mujer maravilla del siglo I.
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