Los mares y océanos siempre han tenido un papel importante a lo largo de la historia y, ya sea como ruta comercial o vía para conquistar otros territorios, han ejercido una gran fascinación en todos los pueblos. Sin embargo, los nombres que estas masas de agua salada recibieron son muy anteriores a los piratas, quizás los navegantes que más utilizaron y dominaron los mares.
El portugués Fernando de Magallanes encontró en total calma al mar que navegó hasta las Filipinas, por lo que lo bautizó Pacífico. Hoy en día, podemos ver el gran número de tifones y tsunamis que azotan a las costas de dicho océano, haciendo irónico su nombre.
En honor a Atlas, el titán de la mitología griega, el Atlántico, segundo océano de mayor tamaño, recibe su nombre. Sus mejores navegantes, además de los piratas, han sido los vikingos y Cristóbal Colón.
El Mar Caspio recibe su nombre de los árabes, que llamaban Bahr-e-Qazvin o Mar de Qazvin (ciudad de Irán) al gran lago salado. Al transcribir y traducir las diversas fuentes, el vocablo se fue deformando hasta llegar al occidental caspian o caspio.
Del latín Mar medi terraneum - mar en el medio de la tierra - nos llega la etimología del Mediterráneo, principal vía de comunicación de los romanos, griegos y fenicios; éstos últimos para muchos, los mejores navegantes de la historia.
Gracias a vocablos etruscos, los mares Tirreno y Adriático reciben sus nombres. El primero, en honor a los antiguos habitantes de Italia, también llamados tirrenos. El segundo se deriva de la colonia etrusca de Adria, importante centro mercantil de los antecesores de los romanos.
El Mar de Tetis fue el océano que resultó de la partición del súpercontinente Pangea en Gondwana y Laurasia. Su bautismo se debe a la diosa griega del mar, Thetis. El Mar Negro, el Caspio y el Aral, según investigaciones, serían vestigios de este antiguo océano.
22 de octubre de 2007
Etimología de los mares.
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