3 de octubre de 2007

El antiguo esplendor de los Tracios.

Tracia se extendió a lo largo de la actual Bulgaria, y aún más allá, ocupando partes de Rumania, Hungría, Eslovaquia, Ucrania, Serbia y Grecia.

La región de Tracia era un conglomerado de tribus indoeuropeas que se relacionaban entre sí por su lengua y cultura, pero políticamente rara vez se unificaban. Su expansión se dio entre el tercer milenio aC. y el siglo III dC.

Sus historias son parte del olvido; se han perdido y sólo sobreviven fragmentos de estas historias en antiguos textos griegos y romanos. Una de ellas nos revela que los temidos guerreros y diestros jinetes tracios combatieron a los griegos en la Guerra de Troya. También en tiempos de Alejandro Magno, el conquistador contó con guerreros tracios en sus filas, después de que su padre Filipo II de Macedonia subyugara Tracia, en el año 357 aC.

Entre los siglos V y III aC. era costumbre la construcción de sepulcros en los que, junto al gobernador fallecido, sepultaban hermosos objetos de oro y plata, excelentemente trabajados a mano. En el año 73 aC. un tracio pasó a la inmortalidad al ser el cabecilla de una rebelión de esclavos contra los romanos. Su nombre fue Espartaco.








El fin de los tracios llegó cuando la región pasó a formar parte del Imperio Romano, convirtiéndose en provincia. A partir del siglo VI de nuestra era se produjo la invasión Eslava, desmoronando lentamente a la cultura tracia.

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