24 de octubre de 2007

Los (a veces) cómicos apodos vikingos.

Además de la ferocidad, la maestría de navegar y el descubrimiento de América, hay otros aspectos característicos de los vikingos: sus sobrenombres. Muchas veces estos apodos se debían a alguna cualidad física o al carácter del aludido. De las sagas nórdicas de la Edad Media, que evocaban los hechos de los vikingos, podemos saber muchos de sus apodos, algunos sumamente cómicos.

El primer rey noruego, fue Harald Cabellera Hermosa. La leyenda cuenta que el monarca fue a pedir la mano de una noble, pero ésta lo rechazó, por no tener suficiente poder. Ante esto, él prometió no cortarse el pelo hasta que tuviera en sus manos a toda Noruega. Después de diez años, logró el objetivo y se casó con la mujer. Posiblemente, el mote haya sido pensado en tono irónico... no imagino a los vikingos siendo pulcros y lavando sus cabellos, por lo cual al cabo de diez años no queremos imaginarnos como luciría Harald.

Su hijo fue el temible Erik I de Noruega. Fue famoso por su reinado despótico, pero sobre todo por su carácter beligerante, que lo llevó a matar a varios de sus hermanos que lo querían deponer del trono. Hechos por los cuales se ganó el para nada envidiable Erik Hacha Sangrienta.

Sin embargo, Erik tuvo tiempo de tener hijos y Harald Eiriksson lo sucedió en el trono. Era llamado Harald el de Piel Gris por el auge del comercio de pieles durante su reinado. Saltando un poco en el tiempo, llegamos a Harald III Haardrade, cuyo apodo significaba el Despiadado. Su mote se lo ganó tras ascender al trono, período en el que aplicó la mano dura a todo aquél que osaba no obedecer las misivas del rey o que incumplía con la ley.

Entre los reyes daneses también era moda el uso de apodos. Harald Bluetooth, diente azul, no se sabe con certeza a qué se debe su sobrenombre, pero todo indica referirse a un diente en mal estado. La barba dividida en dos trenzas parece ser el causante de que a su hijo Svend I se lo conociera en Inglaterra como... Svend de la Barba Bifurcada.

La violencia tan característica de los vikingos parece haberse apaciguado al menos un poco en ésta época: nos llegan crónicas de Magnus el Bueno y Olaf el Tranquilo. A Magnus III, apodado el de las piernas desnudas, se lo conoce por haber adoptado la costumbre celta de no tapar sus piernas.

También a través de la historia podemos rastrear a Sigurd el Cruzado o el Peregrino de Jerusalén y a Haakon el de Espada Ancha (quizás el más obvio de los apodos). Pero si hay alguno que despierta pavor desde su nombre ese es, sin dudas, el gobernador de las Islas Orcadas, Thorfinn el Rompe Cráneos.

Fuente: Los Vikingos - Los últimos paganos (Jonathan Clements).

2 comentarios:

Carlos dijo...

Muy interesante, y muy divertido. Thorfinn debe haber sido la clase de tipo que nadie uería cruzarse cuando estaba de mal humor, no? Saludos

niklaüss dijo...

No, la verdad que no me gustaría estar junto a él de mal humor o junto a Hacha Sangrienta... me los imagino un tanto problemáticos a esos chicos, no? Jeje.
Saludos!